La historia y el arte de la traducción es muy antiguo ya que sus primeros traductores conocidos datan de los años (310 a 440)
Wulfila, evangelizador de los godos, Mesrop Mashtots, quien hizo un gran aporte a la cultura armenia, o San Jerónimo, conocido por el padre de la traducción y en recuerdo de su muerte el 30 de septiembre se celebra el día internacional del traductor.
Se conoce que entre el año 148 y 171 el persa An Shigao tradujo al chino los sutras (o preceptos sánscritos).
William Caxton, El llamado “príncipe de los traductores”, Jacques Amyot, Martín Lutero, artesano de la lengua alemana, Michel de Notredame, médico, boticario y traductor, Eliézer Ben-Yehuda, llamado el restaurador del hebreo, y quien trató de hacer de esta una lengua cotidiana, Joost van den Vondel, obrero del Renacimiento en Países Bajos, el traductor francés Pierre Le Tourner, o Doña Marina, intérprete de Hernán Cortez.
Las traducciones medievales de la Biblia no estaban basadas en textos originales griegos o hebreos, sino en la Vulgata, versión latina realizada por San Jerónimo en el siglo IV. La traducción de la Biblia hecha por Lutero (1483-1546) marcó un momento crucial en ese tiempo de la evolución.
El misionero alemán Adolf Vielhauer (1880-1959) tradujo la Biblia al mungaka, otra lengua de Camerún, y ayudó a enriquecer la literatura mungaka por medio de la traducción de otras obras europeas. Así, sentó las bases de una de las literaturas nacionales más dinámicas de Camerún.
En los siglos IX y X, Bagdad fue el asiento de la gigantesca y ambiciosa empresa de traducción de los escritos científicos y filosóficos de la Grecia antigua al árabe, lengua del nuevo imperio musulmán. Para el medioevo árabe, la traducción es creación, en el sentido que contribuye a establecer los fundamentos de todo un sistema de pensamiento, el de la civilización árabe-musulmana.
La traducción noruega de la Biblia comenzó bajo el mandato del rey Haakon V Magnusson en el siglo XIII.
Michel de Notredame inventó un método para oscurecer las profecías del libro utilizando juegos de palabras y mezclando idiomas, tales como provenzal, griego, latín, italiano, hebreo y árabe.
La lengua escocesa deriva de un dialecto nórdico del inglés antiguo, y evolucionó separada del inglés en el momento en que Escocia reconquistó su independencia a comienzos del siglo XIV.
Una de las primeras evidencias escritas de traducción es la piedra de Rosetta, que es un fragmento de una antigua estela egipcia de granodiorita inscrita con un decreto publicado en Menfis en el año 196 a. C. en nombre del faraón Ptolomeo V. Este decreto aparece en tres escrituras : el texto superior en jeroglíficos egipcios, la parte intermedia en escritura demótica y la inferior en griego antiguo. Gracias a que presenta esencialmente el mismo contenido en las tres inscripciones, con diferencias menores entre ellas, esta piedra facilitó la clave para el entendimiento moderno de los jeroglíficos egipcios.
Ziad Youssef Fazah (Monrovia, 10 de junio de 1954) es un conocido políglota libanés. Aparte de su lengua materna, el árabe, dice que habla 58 lenguas, la mayor parte aprendidas antes de los 20 años. En televisión lo han entrevistado en lenguas tan dispares como el mongol o el húngaro. Creció en el Líbano y hoy vive en Brasil.
Benedicto XVI habla al menos diez idiomas ( alemán, italiano, inglés, español, y latín, entre otros).
El papa Juan Pablo II hablaba los idiomas polaco, ingles, español, italiano, francés, portugués, hebreo, griego, aunque también conocía el arameo, el griego coinés (griego antiguo) y el Hebreo antiguo.