El alto costo de una mala traducción: implicaciones legales de una mala traducción

Un contrato es como un mapa que guía una relación ya sea comercial, marital, etc. Cada una de las palabras, cada una de las cláusulas son señales que indican el camino que se debe seguir para cumplir con lo pactado. Imaginemos que alguien, de manera no intencional, cambia una de las direcciones del mapa. Las consecuencias serían catastróficas: desde demandas millonarias hasta crisis políticas, empresas que quiebran, etc. Un error en la traducción de un documento legal puede llegar a tener consecuencias igual de devastadoras. De hecho existen varios casos donde una mala traducción, como por ejemplo: en Estados Unidos, un error de traducción al interpretar «intoxicado» por «intoxicated», llevó a los médicos a tratar a la persona por sobredosis de droga en vez de intoxicación alimentaria. En Japón, durante la Segunda Guerra Mundial, el caso «Mokusatsu» tuvo un impacto decisivo y propició los borbamdeos en Hiroshima y Nagasaki. Así como estos casos, existen muchos otros que demuestran el alto costo que puede llegar a tener una mala traducción.

La traducción jurídica es una disciplina que requiere de conocimientos especializados y de una gran exactitud terminológica. Un simple error en la traducción de uno de los términos, una frase mal traducida pueden alterar por completo el significado del documento lo que podría desatar una serie de problemas legales que van desde la anulación de un contrato hasta la pérdida de una inversión millonaria. Estos tremendos errores pueden llevar a grandes, largos y costosos litigios.

¿Por qué los errores de traducción son tan peligrosos?

El lenguaje legal está plagado de tecnicismos y matices culturales que pueden ser complicados de traducir. Un término que en cierto idioma tiene un significado específico, en otro pueden tener un significado más ambiguo o tener una connotación completamente distinta. Además, el contexto legal es distinto en cada país, razón por la cual un traductor no solo debe tener conocimientos del idioma sino también del sistema jurídico del país para el que está traduciendo. Lo que se complica de especial manera en la traducción jurídica es precisamente el “jurilecto”, es decir el lenguaje propio del derecho de cada país. Por ejemplo, en el derecho estadounidense (common law), existe una voluntad minuciosidad que lleva a emplear dobletes y tripletes que significan lo mismo o casi lo mismo, mientras que en sistemas de derecho romano, al ser un derecho escrito y codificado, esta minuciosidad no es necesaria ni tampoco deseable. En todos los países, a la función de traductor jurado/certificado está ligada la responsabilidad civil profesional por la inexactitud de la traducción (reparación financiera del perjuicio sufrido), a lo que se suma la eventual responsabilidad penal (por ejemplo en el caso en que el traductor sabe que incurre en falsificación, si ocasiona un daño culposo, etc). Es por esto que las traducciones juradas tienen un carácter oficial y cualquier fallo puede ocasionar que el documento sea invalidado, un error en la traducción de un testamento, un acta de nacimiento o una sentencia judicial puede ocasionar disputas legales interminables. En algunos países los traductores jurados que cometen este tipo de errores pueden enfrentar grandes sanciones que pueden llegar hasta la pérdida de su certificación para trabajar.

La urgencia también puede llegar a ser un factor que contribuya a los errores de traducción. Muchas veces los documentos legales deben ser traducidos en plazos de tiempo muy cortos, lo que puede ocasionar descuidos, omisiones y errores. No obstante, debemos recordar que la calidad de nuestro trabajo siempre debe prevalecer sobre la velocidad de entrega.

Cómo evitar los errores de traducción

Para evitar los errores en las traducciones es indispensable trabajar con traductores especializados en el ámbito judicial. Esto pasa de ser un lujo a una necesidad. Pues estos profesionales poseen la formación y la experiencia necesarias para poder garantizar la precisión de las traducciones. Las empresas de traducción deben garantizar que los términos sean traducidos de manera correcta y con concordancia con el marco normativo del país del idioma de destino. Además, es recomendable que la versión final de la traducción sea revisada por un abogado bilingüe, quien podrá asegurar y  garantizar que el sentido legal del documento original se mantenga en la traducción.

La traducción jurídica es una tarea que resulta muy compleja, complicada y laboriosa que requiere de mucha atención y de mucho cuidado. Un error en la traducción puede tener consecuencias legales que resultan en consecuencias económicas (y legales) muy graves. Por esto es indispensable y fundamental el invertir en servicios de traducción de calidad que sean realizados por profesionales que estén capacitados, que posean certificaciones y licencia que les de la autorización para traducir este tipo de documentos, esto nos puede evitar posibles problemas al entregar una traducción jurídica pues una buena traducción de tus documentos legales puede ahorrarte más de lo que te imaginas. 



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